San Pío de Pietrelcina es uno de los hombres santos más venerados del siglo XX, pero también de los más atacados, sobre todo por su archienemigo el diablo, a quien el padre Pío llamaba Barbazul, que desde su adolescencia quiso enfermarlo y desprestigiarlo pues ya prevería la estatura y calidad del fututo santo. Venerado por su vida y sus obras; admirado por los estigmas de la pasión, por muchos dones y milagros. Papas, cardenales, obispos, sacerdotes, hombres y mujeres se hincaron ante su confesionario, donde el padre Pío ejerció su carisma de guía de alamas, porque era allí donde brotaba con ternura y fuerza la misericordia de Dios, aplicaba una pedagogía particular en cada persona, según la sinceridad del corazón: abrazaba y consolaba a los arrepentidos, pero era implacable con los que fingían o buscaban otros beneficios, para conducirlos finalmente a la conversión.
La detallada investigación que el autor ofrece nos permite entender la vida del padre Pío. Quienes ya conocen al Santo o quienes poco saben de él, se sentirán fascinados y abrazados por la misericordia que Dios manifestó en la vida de San Pío de Pietrelcina.